Cueva del Boquerón, junto a La Toba.

Domingo, 27 de Marzo del 2.016.


Domingo de Resurrección, hoy vamos a volver al barranco del Boquerón, después de las lluvias y nevadas esperamos que la cueva siga soltando agua. Tras los tumultos Semanasanteros decidimos hacer algo suave para ir recuperando el tono.

Cruzando sobre la presa del embalse de La Toba, empieza una senda que remonta el barranco del Boquerón, al llegar a la cola del embalse continuaremos por el cauce del arroyo vadeándolo una y otra vez, la única dificultad está en un estrechamiento, ya en la cabecera, donde se forma una pequeña cascada, pero con cuidado se puede salvar sin problemas.

El caso es que ha estado toda la noche lloviznando, aunque parece que las nieblas van levantando, a lo mejor nos libramos del agua. Aparcamos junto a la presa y comenzamos la caminata cruzándola.


¡Que aguas tan cristalinas arroja este Boquerón!




Caminando sobre la presa vemos esta poza de desagüe.




Y las viejas casas utilizadas durante la construcción de la presa.




Levantamos la mirada y lo que vemos al fondo tras las nieblas es la zona del mirador de Uña. La verdad es que el cielo está bastante amenazante.




Pero mirando sobre las aguas del embalse vemos como quiere abrirse algún claro, que nos deja estos reflejos.




Una vez hemos cruzado la presa nos ponemos en la senda que nos conduce a la cueva del boquerón, pero escuchamos una fuerte corriente de agua, es la surgencia de Fuencaliente, que en la otra orilla vierte sus aguas alegremente al embalse. Estas aguas seguramente vienen de la Muela de la Madera.




Y detrás de nosotros este magnífico pinar de negral, hoy vamos a ver grandes pinos.




Y es que la senda por la que caminamos hoy está rodeada de grandes pinos y abundante buje.




Bueno, y la caliza que no puede faltar.




Nada más que añadir.




Bueno, si, que van apareciendo los gamones, como estos ubicados en una cornisa de piedra, aprovechando un poco de tierra.




También podemos apreciar que muchas ramas están cubiertas de líquenes, no hay duda de la pureza del lugar.




Paramos un poco para contemplar el paisaje y vemos enfrente los bordes de La Muela, concretamente el comienzo de la Ceja de Peña Betaya, por allí hemos estado en dos ocasiones, es un mirador extraordinario.




Seguimos avanzando y vamos comprobando los efectos del invierno en el monte, un gran pino ha caído recientemente. Seguramente que varios serán los factores que han intervenido en este suceso, el paso del tiempo, el peso de la nieve, el viento.... el caso es que ha dado con su esbelto mástil en tierra.




Viendo el hueco que deja y el calibre de las raíces, parece mentira que pueda mantenerse en pie un ejemplar de semejante porte.




La imagen nos da una idea, era un ejemplar tremendo.




Un poco mas adelante otro ejemplo, las raíces de otro pino que corona estas rocas se ha encargado pacientemente de hacer cuña. La vemos perfectamente acoplada a la roca en busca de la tierra.




Como resultado el desprendimiento, este es algo más antiguo.




Y fijándonos en el suelo nos encontramos otra evidencia de la llegada de la primavera, unos Narcisos silvestres, empapados con la lluvia de la noche pasada.

El caso es que cuando salimos al monte, para hacer senderismo o simplemente dar un paseo, hay que poner todos los sentidos en alerta, a cada paso hay algo digno de ser observado, escuchado........ en fin, que si no estamos atentos nos perdemos estos pequeños detalles.


Entre una cosa y otra hemos llegado a la cola del embalse, venimos por la ladera de la izquierda de la imagen. La senda que se aprecia a la derecha nos conduce a la fuente de Las Tablas.




Ahora continuamos remontando el barranco de cauce pedregoso.




El nivel de las aguas nos permite ir vadeando de un lado a otro.








Algún barranco secundario vierte también sus aguas al Boquerón, como este del Pozo Cubierto de aguas muy calizas a juzgar por el aspecto de su pequeño lecho.

Poco antes de llegar a la cueva se nos presenta uno de los puntos clave de la ruta, el barranco se estrecha en un paso rocoso y se forma una pequeña cascada, la dificultad del paso depende del caudal del momento. En caso de que las aguas nos impidan el paso, podemos bajar unos metros y buscar el paso por la parte izquierda. Hoy la cosa no está muy mal y hemos podido subir entre las aguas.


La verdad es que el paraje es una maravilla, por la parte derecha de la imagen nos hemos acercado a la cascada y con cuidado de no resbalar hemos subido.




¡Que gusto!




Un pie aquí y otro allá y arriba.




Solucionado el momento agua, continuamos la marcha.




Vemos algún acebo suelto.




Ahora cruzaremos por aquí, ya estamos cerca.







Bajo aquellas rocas encontraremos la cueva del Boquerón, hoy sigue soltando las aguas de las últimas lluvias y nieves.




La humedad del lugar mantiene estos musgos a punto.




Ahí abajo se forman unas bellas cascadas, no se en que momento han desaparecido las fotos, habrá que volver en otra ocasión.




Y por fin llegamos a la cueva, por donde sale un caudal muy aceptable. En este Enlace podemos ver la visita que hicimos a este paraje hace ahora justamente dos años.




Pero no podemos evitar seguir fijándonos en todo lo que rodea a este lugar, y sobre nuestras cabezas vemos como las piedras erosionadas adoptan formas que desafían el equilibrio.




También encontramos las evidencias de la existencia de nidos en estas cornisas.

Mientras observamos y disfrutamos del entorno hemos aprovechado para almorzar, este es otro de los rincones únicos de nuestra sierra y merece la pena echar un rato aquí. Hoy va a ser una ruta de ida y vuelta, pero vamos a evitar el paso por la cascada y poza que vimos antes, volveremos por la ladera de la montaña para buscar una bajada hacia el embalse un poco más adelante.


De vuelta seguimos entre los grandes ejemplares de negral de este barranco.




Y volvemos a ver Peña Betaya, parece que quiere salir el sol.




Y más gamones dando la bienvenida a la primavera.



Y los miembros del club de piragüismo entrenando en el embalse, aprovechando la buena mañana que ha quedado. Que bien que se aprovechen estos recursos, hay que darle vida a la sierra todos los días del año.




Vemos palistas en varios "formatos".




Nosotros seguimos por la senda, ahora bajo el sol que gana terreno.




Entre la vegetación se nos abren ventanas con vistas únicas. La isleta del embalse, si no llueve algo más, pronto será península.




Volvemos sobre nuestros pasos, y hoy comprobamos de nuevo como cambia el mismo paisaje a cada momento, esta mañana cielo cubierto y todo mojado, ahora completamente despejado y luminoso, la caliza reluce.




Y los pinos......




Echamos un último vistazo al embalse.




Y fin de la ruta, ya vemos el vehículo al fondo, cruzaremos de nuevo sobre el viejo muro.


Al final hemos dado un buen paseo, esta es una de esas rutas que todo el mundo puede, y debería hacer al menos una vez, solamente hay que escoger bien el momento. Nosotros aconsejamos hacerla en época lluviosa para ver el agua brotar de la cueva, pero en cualquier otro momento también tiene su punto. 

No hace falta recordar que terminamos la mañana con los refrescos pertinentes, hoy en Villalba de la Sierra.

Hoy no tenemos enlace al trazado de la ruta, pero con un vistazo al mapa no hay pierde, ¡animarse!.


Hasta pronto!!!






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