El Tobar, Castillo de los siete Condes y Cruz del Solán.

Domingo, 31 de Mayo de 2.015.


Estamos en el famoso fin de semana del puente de la Virgen de la Luz en Cuenca, con tres días festivos que otros años hemos aprovechado para hacer varias rutas seguidas o alguna travesía, como hace dos años, que recorrimos parte del GR-66. Este año "por h o por b", no se ha terciado, pero en su lugar hemos hecho una de esas rutas que siempre tenemos pendientes y cuando se dan las circunstancias propicias salen adelante.

Nos hemos subido a la localidad de El Tobar para recorrer el sendero Pr-CU-90, Ruta del Castillo de los Siete Condes, pero lo hemos alargado un poco más para llegar hasta el mirador de la Cruz del Solán. Total que según los aparatos de medición que llevamos nos han salido 23 kilómetros como 23 soles de puro disfrute, esta es una ruta más que recomendable y apta para todos los "públicos". Nosotros la hemos hecho en primavera, pero esto en otoño debe ser la releche........ seguro que volveremos a comprobarlo.


Fuente antiguo lavadero.

Hoy nuestra ruta está un poco más lejana de la capital Conquense de lo que viene siendo habitual, este detalle, unido a la longitud del recorrido, nos ha hecho madrugar un poco más, para regocijo de Paco, y antes de las ocho de la mañana nos ponemos en marcha.



Por las calles de El Tobar, la mañana se presenta fresca pero con tendencia a la mejoría, hay división de opiniones en cuanto a la ropa de abrigo, al final.......calor.

Vamos buscando el puente sobre el río Masegar, que debemos cruzar para comenzar el sendero, y nos encontramos con un alegre riachuelo de aguas claras y frescas.



Para comenzar la ruta las credenciales que presenta no están nada mal.

Nada más cruzar el puente nos encontramos con otra curiosidad de las que no quedan muchas por la sierra, una fuente con su pilón lavadero, muy bien conservada.



Hay tantas cosas que restaurar y mantener en los pueblos serranos........, este es un buen ejemplo a seguir.




Las losas con más detalle.

Enseguida comenzamos a ascender siguiendo el sendero, a la Muela de San Cristóbal, poco a poco vamos ganando altura y vistas hacia el valle donde se enclava El Tobar y sus lagunas, la grande y la pequeña, aunque esta última no la distinguimos bien dada la exuberante vegetación de esta fértil vega.


La laguna Grande, con esas neblinas tan típicas de primeras horas del día, sobre todo si la noche ha sido fresqueta como la de hoy.




Esta senda se encuentra en muy buen estado, remontando la ladera entre un mar de buje.




Una vista un poco más lejana con la bruma de la laguna, y la vegetación, ¡es que el agua es vida!.




Y mirando hacia el otro lado del valle nos encontramos con el pueblo de Beteta.
Una vez remontada la suave ladera, nos encontramos con nuestro siguiente objetivo, vamos a retirarnos un poco del sendero marcado para explorar aquellas antenas que vemos al fondo, por lo visto hay hasta un aeródromo, "tenemos de to".


Todavía aguantan los prados con su verdor primaveral.




La vegetación de estas laderas es muy variada, pinos, buje, alguna carrasca, y matorral a discreción.




Y viejas construcciones abandonadas, hay muchas por la sierra.




El prado reventón de flores.

Las antenas que hemos visto se encuentran en el cerro de San Cristóbal, con 1.398 metros de altitud, caseta de vigilancia contra incendios, vértice geodésico, y puede que hasta estación meteorológica, y lo más curioso es encontrar una pista de aterrizaje en estos parajes.


Otro vértice con su caseta de vigilancia.




Líbrenos el azar de tener que aterrizar aquí.

Lo que desde aquí se divisa es una cantidad enorme de sierra, un mar de pinares, y vamos intuyendo lo que nos encontraremos más adelante.


Lo que vemos atravesando el centro de la imagen, de lado a lado, es la hoz del Alonguero, formada por las ricas aguas del río Cuervo y que nos dejará boquiabiertos un poco más abajo. También vemos lo que va a ser nuestra ruta a partir de aquí, un paseo por estos bosques mixtos de pino y roble, con gran densidad de monte bajo, un placer.

Bajamos del cerro de San Cristóbal para retomar el sendero, nos vamos a dirigir directamente al mirador de la Cruz del Solán, que es el punto más lejano de nuestra ruta, para desde allí remontar la hoz hacia el Castillo de los Siete Condes.



El cantueso está en todo su esplendor.

Nuestro caminar ahora es rápido, la ruta transcurre en su mayor parte por pista y viejos carriles, la mañana soleada ha ganado la partida y hace un buen rato que nos hemos despojado de los abrigos, parece verano, la intención es llegar a la cruz y almorzar allí, en aquel mirador privilegiado.


Comenzamos a asomarnos a la hoz.

Se trata de un gran tajo en la piedra caliza, donde se produce la comunión perfecta entre agua, roca, una abundante vegetación que cubre las laderas de este cañón, y buitres, dueños y señores de cortados y cielos. Los amplios meandros que ha formado el río le da una configuración sin igual.


Mientras bajamos hacia la cruz, desde un puntal próximo nos observan los buitres.




Ya vemos el río Cuervo, tendremos que remontarlo en otra ocasión a ver como están sus orillas, a punto hemos estado de bajar hoy.




Algunos de estos cortados superan ampliamente los 100 metros de caída.

A uno y otro lado de nuestra ubicación el panorama es grandioso, el río Cuervo ha formado aquí una maravilla, ya dejó atrás otra, las cascadas de su nacimiento.


Esta garganta parece llamarnos.








Y los buitres a lo suyo.




A la sombra de esta cruz paramos para almorzar.

Durante la parada pertinente en este punto se nos planteó la posibilidad de bajar al río, modificando la ruta original y remontar para buscar una subida de retorno al pueblo, y ya se sabe, opiniones para todos los gustos, que si no se va a poder......que si no nos va a dar tiempo.......que si a ver luego por donde subimos..... en fin, lo normal en estos casos. Por fortuna, durante las deliberaciones apareció un paisano de la zona haciendo deporte, al cual comentamos la posibilidad que estábamos barajando, el nos comentó que había una senda junto al cauce pero que debía estar bastante complicado el avance dada la vegetación y lo poco transitada que está actualmente. Total que decidimos desistir, creo que acertadamente, a pesar del disgustillo de alguno, en cualquier caso volveremos para recorrer esos fondos del valle.



El río ha labrado pronunciados meandros, que dejan finas paredes rocosas en equilibrio, tras este primer puntal de la imagen se erige el conocido como Castillo de los Siete condes, nuestro próximo objetivo.




Tirando de zoom vemos las cristalinas aguas del Cuervo.




Otra mirada a estos paredones.

La tranquilidad de esta hoz es aprovechada por una nutrida colonia de Buitre Leonado, además de otras aves de menor porte que utilizan estos escarpes para anidar. Nosotros nos hemos centrado en los buitres, que hoy tienen ganas de cámara. De camino hacia el puntal del Castillo de los Siete Condes hemos tomado varias imágenes de estos grandes sanitarios del bosque.


En esta soleada mañana parecen hacer acopio de luz y calor.




De vez en cuando un vuelo para estirar las alas.




Ahora buscaremos la bajada a este puntal para asomarnos de nuevo a la hoz, nosotros seguimos disfrutando de este paraje que cubre con creces las expectativas depositadas en esta ruta.




Nos han debido ver inofensivos, ni se inmutan. La verdad es que estaban lejos, pero ahora con estos aparatejos nos los acercamos un poco.




Enfrente este otro puntal, la Cola del Potro.

Hemos logrado bajar al puntal del Castillo, que nos introduce más si cabe en esta magnífica hoz y sus escarpes rocosos.


Entrada al castillo, nosotros hemos bajado como hemos podido por esas rocas.




Desde aquí las vistas imponen.




Aguas abajo se encuentra el balneario del Solán.








Ha de dar gusto venir en días lluviosos y contemplar estos cortados rezumando agua.




La otra orilla de la hoz.




Hemos parado a repostar un poco de agua, hace calor y el sol del medio día es implacable.




Bordearemos estos cortados.




Todo este valle zigzagueante nos llevaría al embalse de la Tosca, junto a la localidad de Santa María del Val. Habrá que venir un día a remontarlo.




La fina pared de la Cola del Potro.








Hemos de salir de aquí, en la parte derecha de la imagen vemos una senda que nos sacará de la hoz, al bajar no la encontramos , pero ahora vamos a seguirla.








La senda transita sobre el cortado hasta el siguiente puntal, y por la arista que asciende desde allí saldremos a la parte alta de la muela para poner rumbo de vuelta al pueblo.

Hemos abandonado el borde de la muela y siguiendo el marcado del sendero Pr, en medio del denso pinar, volveremos al Tobar. Hoy comeremos allí. 


Estos pinares transmiten una paz inmensa.








Vamos de vuelta con buen ritmo, nos esperan unos tercios en El Tobar.




Mientras tanto las alfombras de cantueso dominan los claros de esta muela de San Cristóbal.

Este tramo final consiste en desandar lo andado y enseguida nos situamos sobre el valle del Tobar, ahora la luz es diferente, son las dos de la tarde y la laguna grande nos muestra su color turquesa y la rica vegetación de su entorno.






Y la pequeña localidad de El Tobar, donde terminaremos nuestro camino de hoy.




Van apareciendo nubes, pero se resisten a descargar, con la falta que hace.


Hacia las dos de la tarde llegamos a destino, tras seis horas de caminata y unos 23 kilómetros de naturaleza pura, hoy hemos caminado bastante ligeros, no hay grandes subidas ni desniveles y el ritmo ha sido alto, la mecánica lo acusa y hay que reponer fuerzas.



Y nada mejor que una buena comida en el lugar.


Esta ruta de hoy es sin duda una buena opción para cualquiera que desee disfrutar de la naturaleza en todo su esplendor, fácil, señalizada como sendero de pequeño recorrido, aunque precisa de un mantenimiento urgente ya que todos los postes de señalización están arrancados, siempre comentamos que estas iniciativas de señalización de senderos no deben abandonarse.

En el siguiente enlace tenéis el trazado y perfil de esta interesante ruta:

http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=9831501



Hasta pronto!!!



4 comentarios:

  1. Hola Luis and cia.

    Buen día de senderismo este que pasastéis entre los buitres. En el puntal del Soto negro pasasteis muy cerca del Castro celtíberico del Castillo de los 7 condes. No queda mucho pero si un hermoso y escondido tramo de muralla que hacía aquel emplazamiento algo completamente inexpugnable. Lo de de dentro de la Hoz si se puede recorrer, pero ya os podéis armar de paciencia y casi llevar una armadura, pues está salvaje y se acaba bastante harto de la lucha con la vegetación.
    Saludos.

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    1. Hola Toni.

      Pues la verdad es que si vimos el Castro celtibérico, lo que pasa es que por alguna extraña razón no hice ninguna foto de sus muros, que si que dan idea de la fortaleza defensiva del lugar.

      Lo de recorrer la hoz por dentro me parece que estamos abocados a ello, en algún momento habrá que ir, pero bueno es ir preparados para la lucha vegetal.
      Total una buena ruta, la zona tiene muchas posibilidades y tendremos que ir explorándola poco a poco.
      Un saludo.

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  2. Madre mía que impresión dan algunos cortados de los buitres mejor no hablamos. Que curiosa esa fina pared de la cola del potro.
    Bss.

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    1. La geología es así, los buitres ya sabía yo que no te iban a gustar mucho.
      Un abrazo.

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