Entre Arcos y Portilla.

Domingo, 30 de Agosto de 2.015.



Bueno, después de un mes de Agosto algo tranquilo, volvemos a la carga. A punto de terminar las fiestas de Cuenca vamos a ir desentumeciendo las piernas y a purgar algunos excesos. Para abrir boca el viernes, un paseo por la Raya y el Escalerón en Uña, ruta que ya hemos publicado varias veces en nuestro blog y que hoy os la dejamos en imágenes en el siguiente enlace:  Imágenes de Uña. echarle un vistazo que merece la pena.

Total, que llega el Domingo sin un objetivo claro, y sobre la marcha (por no ir muy lejos) se nos ocurre volver a uno de los barrancos de la Sierra de Las Majadas que vierte sus aguas al río Villalbilla, el arroyo de La Rocha. Un barranco sorprendente por la anchura de su cauce, que delata grandes avenidas de agua, pero de una manera totalmente estacional, tras este seco verano únicamente encontramos algo de agua en algún manantial barranco arriba.


Estrecho en una zona intermedia del barranco.

Es final de Agosto y las temperaturas dan un respiro, estamos esperando las lluvias que devuelvan la vida a estos arroyos.


A la entrada ya vemos la naturaleza del barranco,calizas plegadas a ambos lados.




Parece angosto, pero es un cauce bastante ancho, sin problemas para remontar, con agua sería otra cosa, hay que vadear constantemente.




A ambos lados del barranco vamos encontrando pequeñas cuevas, utilizadas antaño para refugio de ganado.




Al fondo un agujero por el que quizás continúe la cueva, pero eso ya es otra historia.




Como refugio es bastante amplia, aquí se puede resistir una tormenta.








A cualquier altura en la roca hay oquedades.




Otra cueva, esta con su corral y todo.




Desde la parte superior derecha de la imagen hemos bajado luego a la vuelta, la fortuna ha estado de nuestra parte y hemos encontrado el paso necesario por la Solana de Maldegollada, una pronunciada ladera que nos ha permitido llegar al barranco sin tener que hacer unos kilómetros adicionales, ya que ambos lados del barranco están dominados por cortados calizos.




Seguimos subiendo entre estas paredes.




Con signos de surgencias de agua en épocas lluviosas.




La vuelta la hicimos por la parte alta de estos riscos tan pintorescos.





Es un barranco muy accesible, incluso hay restos de un antiguo carril o vía de saca, que comunica con la zona de Las Majadas.




Con formas puntiagudas.



Estriadas.




Y esta otra un poco más roma. ¡que caprichosa es la erosión!.




A ver si volvemos y lo vemos con agua, que tiene que ser muy chulo.




En ciertas zonas algo más húmedas hay algo de agua estancada, cubierta de algas, y con un población de ranas bastante abundante.


Pasamos junto a una zona algo más arcillosa donde se forman estas curiosas bolas con pequeños cristales de yeso, la imagen no es muy buena pero cristales hay.

Llegamos a una bifurcación de barrancos y decidimos continuar por el arroyo Pajarejo, para ir buscando la salida y poder regresar haciendo la ruta circular, otra opción era bajar por el mismo barranco, pero como había tiempo nos lanzamos cerro arriba.


Hay algún manantial en esta zona que aguanta estoicamente el paso del verano, dejando alguna poceta con agua. A partir de aquí el cauce se cierra de vegetación y pronto buscaremos la subida por otro pequeño torrente, también repeloso.




Por aquí giramos a la izquierda de la imagen.

Enseguida llegamos al alto, enlazamos con el camino de los Taberneros, que comunica Arcos con la cañada espinosa, en el paraje del Pinillo, más arriba de Las Majadas. Hay que ver lo bien comunicada que estaba la Sierra antiguamente, con todo tipo de sendas de herradura, caminos, y actualmente pistas. Desde este alto al que hemos llegado divisamos otras zonas por las que ya hemos caminado, y es que nada está tan lejos como parece.


Vemos frente a nosotros el Picayo, por donde discurre el sendero Pr cu- 25. Con sus buitres al sol sobre el pico.




El Picayo al fondo y abajo el estrecho del Trabaque.




Y girando un poco la vista.... la Dehesa de los Olmos.


Desde aquí, como ya dijimos buscamos la bajada, dos opciones, seguir por el camino de los Taberneros hacia Arcos e ir atajando hacia la entrada del barranco, donde tenemos el vehículo, o buscar el paso por la solana de Maldegollada, nos arriesgamos a encontrar un cortado pero lo intentaremos, esto es más directo y nos evita unos kilómetros. 
Finalmente encontramos la bajada, gracias a la pericia de Alfredo (para que no se enfade...jijiji), con alguna anécdota intermedia.

En el siguiente enlace tenéis el trazado de esta ruta, que para ser la primera de la nueva temporada no ha estado nada mal: 


http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=10667839


Nosotros terminamos en Villalba reponiendo los líquidos perdidos tras unos doce kilómetros, al final hacía calor.


Hasta Pronto!!!

4 comentarios:

  1. Caminante no hay camino... eso dice el poema, pero yo creo que para vosotros siempre hay camino y salpicado de curiosidades, sois incansables, o cansables que descansan para volverse a cansar.
    Besos.

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    1. Mavi, aunque no encontremos camino somos muy de campo a través, eso sí, cansarnos... nos cansamos un poquillo cada día, pero luego lo reponemos enseguida.

      Un abrazo.

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  2. Hola Luis and cia.

    Bueno bueno, buena palizeja os habeis dado, y muy chulas las fotos.
    Este arroyo de la Rocha, yo siempre lo he conocido con el barranco del rio Villalvilla, y luego pues todo los demas son barrancos y ramblas que le entran.
    La cuerva que comentais si continua pero solo va a otra sala y ya poco más. Conozco el Villalvilla con agua, todo ese barranco cañón que habeis recorrido lo he hecho con agua, y es una pasada, cambia todo a mejor aún, pero mucho tiene que llover para verlo.

    Un saludo.

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  3. Hola Toni.

    Es que este cañón recoge aguas de un montón de hectáreas de terreno, aunque sufra filtraciones ha de bajar por aquí bastante agua, esperaremos mejor ocasión para volver a recorrerlo con algo de agua.

    Saludos.

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